jueves, 24 de julio de 2008

Y punto., Mercedes Castro


Cuando salí a comprar libros compulsivamente aquella tarde de principios de junio, uno de los pocos títulos que sabía que iban a terminar en mi cesta de la compra era este Y punto., de Mercedes Castro. Todo lo que había leído de ella era bueno, y además lo había leído en blogs que no guardaban ninguna relación con ella (con lo que me podía fiar de que su opinión fuera sincera), así que me hice con él, lo puse en la estantería marcada con el invisible título de "deberes" y esperé a que llegara su turno.

Más de seiscientas páginas después, tengo que admitir que, en reglas generales, me ha gustado, pero hay cosas que, picajosa que es una, no me explico cómo se le han podido colar a una escritora a la que se ve con talento. Como ya he dicho en posts anteriores, me gustan las novelas negras escritas por mujeres, y Castro no me decepciona en la ambientación de una comisaría con demasiada testosterona rigiendo el cerebro de sus compañeros policías, en la descripción del desprecio que sienten a todo lo que no huela a macho, a todo lo que no encaje en ese mundo de pistolas, cojones y tíos duros. Llegan momentos en la historia en la que una quisiera ser policía sólo para no dejar a la pobre Clara Deza sola luchando con todos esos mamones que tiene por compañeros, decirle de vez en cuando que tiene razón, que ella es la única que vale, que ya está bien de tanto mamoneo, coño, dejad a la chica que haga su trabajo. La narración en primera persona, donde Clara muestra todos sus pensamientos y describe tanto lo que dice como lo que piensa pero se calla, engancha desde la primera frase, y su humor negro llega a ser desternillante en ocasiones, aunque en otras te den ganas de llorar.

Y en esa voz en primera persona es donde tengo yo un problema muy grande, que seguro que es sólo mío porque ningún corrector o editor hubiera dejado escapar un error así, y es que Castro mezcla los puntos de vista de tercera persona y de primera en una sola frase. Frases que comienzan con "Clara piensa que..." y terminan con "y decido que no se lo voy a permitir, que no voy a dejar que me pisoteen" para luego dar paso a una narración en una impecable primera persona, me descolocan. Lo repite mucho, así que sé que está hecho a propósito, pero es como si estuviera leyendo la primera historia de un principiante y me pone muy nerviosa porque me da la sensación de una escritura descuidada -cuando sé que no lo es- o de alguien a quien se le ha escapado algo al corregir. Supongo que estoy frente a un estilo completamente nuevo de escritura, el no va más de las primeras personas, pero a mí no me gusta. Si está en primera, está en primera, no me cambies a media frase.

Aunque lo que más me ha chocado de esta mujer es su incapacidad de dar una voz propia a cada personaje. Utiliza jerga de la calle cuando quiere dar voz a un yonqui o a una prostituta, pero todos, todos, hablan con el mismo toque poético de la voz narrativa, y algunos llegan a llamar la atención de tal manera en el uso de su lenguaje que parece que la propia Castro se justifica, dándoles profesiones como "corrector de estilo" o "persona con estudios venida a menos". No cuela. Aunque es una gozada leer una historia contada con un léxico impecable, una espera poder reconocer a los personajes por su forma de hablar y, excepto las primeras frases de los diálogos -que sí, tienen su personalidad-, el resto podría ser dicho por cualquiera.

Pero esto son cosas mías, que soy muy picajosa, ya digo. En general, una primera novela estupenda que espero no sea la última, porque nuestra querida Clara Deza tiene personalidad para aguantar muchas más historias rodeada de toda esa prole de machistas misóginos y de un marido que, aún con sus defectillos, es justo el que se merece.

2 comentarios:

dsdmona dijo...

A mi no me gustó... supongo que ese principio con tantos puntos que corta la narración. Esos cambios entre el Clara piensa y terminar con el yo... me mató. Me gustó la ambientación, la trama pero esperaba muchísimo más.

D.

Ruth dijo...

Es un libro raro, ¿verdad?, como si le faltara algo, un quiero y no puedo. Supongo que hay que darle cancha a la chica, al fin y al cabo es el primero. Espero que mejore.