martes, 7 de enero de 2014

La playa de los ahogados, Domingo Villar

Hacía mucho tiempo que no leía en castellano, desde julio más o menos. Al estar estudiando filología inglesa, una tiene siempre una lista de clásicos ingleses a los que echar mano, o colocados en su lista de "próximas lecturas" a las que te agarras cuando llegan temporadas en las que puedes leer a placer. Luego está mi obsesión por según qué autores contemporáneos anglosajones, cuyos libros tengo que leer sí o sí en cuanto salgan (Zadie Smith o Elizabeth George han sacado libro nuevo este año), y por supuesto los leo en versión original. Y también está mi nueva afición a leer en euskera, que falta me hacía y a lo que ahora le he cogido tal gusto que no doy abasto con los nuevos títulos. Pero yo creo que lo que más me aleja de los libros en castellano es la falta de información sobre las nuevas obras que van saliendo. Me paseo por la librería y no encuentro nada que me llame la atención, nada que se salga de las listas de bestsellers o de los clásicos más clásicos. Me da mucha pereza rebuscar entre la literatura en castellano en busca de un buen fichaje. Me cuesta mucho.

Por eso aprovecho mi viaje anual a la Semana Negra de Gijón para hacer acopio de recomendaciones. Me encanta la novela negra, y creo que la novela negra española es de muy buena calidad (si nos salimos de los bestsellers, porque vaya porquerías he leído "traducidas a veinte idiomas"). Todos los años me acerco a la librería de Negra y Criminal para hablar con los libreros y escuchar sus recomendaciones, y, después de media hora larga charlando con ellos, me voy con media docena de libros que voy devorando despacito a lo largo del año.

Estas vacaciones le ha tocado el turno a La playa de los ahogados, y vaya acierto. Sólo se me ocurren cosas buenas que decir de este libro, tantas que va a parecer que estoy intentando venderlo o que conozco de algo al autor, porque me ha encantado. Empezando por el hecho de que está situado en Galicia, algo inusual porque parece que si no hay ciudad grande de por medio,  no hay delito. Domingo Villar nos lleva a pasear por Vigo y Paxón de mano de Leo Caldas, un gallego muy gallego, y su ayudante Rafael Estévez, un maño muy maño y que no termina de entender a los gallegos. Villar se lo pasa pipa con la combinación de la pareja protagonista y aprovecha al máximo las diferencias culturales; Estévez se desespera cada vez que intenta sacar una respuesta directa de un lugareño y solo consigue más preguntas. Esta habilidad para reírse de los gallegos y el humor fino que destilan entre ambos hace muy amena la lectura, aparte de todo lo que tiene que aportar el caso, que es mucho.

El caso. El caso es lo mejor del libro. Un marinero ha aparecido ahogado en la playa, con las manos atadas, lo que hace sospechar de un suicidio si no fuera por cómo está atada la brida que le sujeta las manos. Poco a poco va saliendo el pasado del pescador, y el inspector Caldas se da cuenta de que detrás de una supuesta vida tranquila en un pueblo pequeño se ocultan secretos convertidos en fantasmas que son capaces de matar a una persona. La historia se desarrolla con tranquilidad, sin saltos, poniendo todas las pistas al alcance del lector o lectora pero de manera que es casi imposible descubrir al asesino hasta las últimas páginas. No hay brincos, no hay giros demasiado inesperados, no hay un "Deux es machina" que nos haga fruncir el ceño y pensar "eso es trampa". Todo muy bien hilvanado, todo muy bien presentado. Si acaso un pequeño detalle al final (que no voy a desvelar porque quiero que la leáis) que me hizo pensar que o bien el inspector Caldas era un poco tonto, o Villar cree que los lectores y lectoras lo son. Pero esa soy yo, quizás a los demás no os importe tanto.

En resumen: un pedazo de libro que deja muy buen regusto y que recomiendo a cualquier amante de la novela negra. Yo ya estoy buscando el libro anterior de la serie, porque necesito más aventuras de Caldas y Estevez. Son un poco adictivos, casi tanto como los cigarros que Caldas fuma sin parar y el vino blanco que degusta casi en cada página. Un guilty pleasure como la copa de un pino.

1 comentario:

dsdmona dijo...

Me encantó. Lo terminé casi a tu par y lo disfruté mucho, mucho. Al contrario que tú yo primero leí el primero de la serie y ya me enamoré de la pareja de personajes

D.