miércoles, 29 de julio de 2009

Trilogía Millenium, Stieg Larsson



Sí. Me he leído la trilogía de Millenium en poco más de tres semanas. Es lo que tiene el verano, que una tiene tiempo de sobra para leer. Y si encima se mete un viaje de seis horas en tren con película mala incluida, lo mejor es leer. Qué le vamos a hacer, es un vicio muy sano.

Creo que no se puede hablar de la trilogía libro por libro, sino que hay que ver la historia en su conjunto. El primer libro es el más clasicamente negro, con un asesinato y un misterio que resolver; los otros dos tiene más base política, donde no importa tanto quién ha matado sino por qué, y sobre todo por qué no. Personalmente he de decir que la historia me importaba más bien poco (me gustó la del primero porque me gusta tratar de adivinar quién lo ha hecho, pero los otros dos no eran de esos), y he de confesar que si los personajes no se llaman Steve o Harry, me pierdo. Demasiado símbolo raro. Demasiado nombre impronunciable. Demasiadas calles con nombres raros que llevan a plazas con nombres raros. Muy sueca la historia, vaya.

Pero supongo que eso también hay que verlo como una virtud de la obra, ya que ha conseguido poner a Suecia en el mapa de la novela negra. Lo malo es que yo no estoy nada puesta en política sueca y me perdí en el asesinato de Olof Palme, que ya es triste. A partir de ahí, organizaciones secretas que hacen que la CIA parezca un juego de niños, espías rusos protegidos por encima de las vidas de los demás y, sobre todo, una mujer indefensa (bueno, no tanto) a manos de una pandilla de cabrones.

En general, se puede decir que me ha gustado. No tanto la historia, pero sí los personajes y las historias de los personajes, las relaciones entre ellos, las motivaciones. He sufrido con Lisbeth Salander, he apoyado a Mikael Blomkvist en sus investigaciones y hasta me he sentido identificada con Erika Berger en ocasiones. Y, sobre todo, me ha encantado el toque feminista, o de defensa de las mujeres, que el autor le ha dado a toda su obra, donde no hay una sola mujer débil y todos los que alguna vez han maltratado a una mujer salen castigados. Qué pena que no llegara a ver su obra publicada, qué pena que no podamos preguntarle el por qué de esta historia, de dónde surgió todo. Qué pena que nunca lleguemos a saber qué pasó con Camila; quizás había otro libro que pretendía contar la historia de la hermana de Lisbeth Salander. Ya nunca la sabremos. No, al menos, la verdadera, la que se le ocurrió a Larsson, la que cuenta. Le saldrán imitadores, eso seguro.