lunes, 22 de agosto de 2016

El resplandor, Stephen King


Estoy tomando por costumbre leer a King en vacaciones, y la verdad, ya podían ser todas mis costumbres tan buenas como esta. Hace un par de años fue It, y este verano han caído Carrie y El resplandor, todas en inglés. Y es que el miedo que pasas cuando Jack persigue a Danny por los pasillos del hotel Overlook no es tal cuando tú estás en la playa o en una terracita con una cerveza.

Hace poco leí en algún sitio (sería Facebook, últimamente todo lo que leo lo saco de Facebook; por cierto, ¿os he dicho que tengo página y que me podéis seguir? Dadle aquí y luego a me gusta, anda) una de esas listas estilo "10 cosas que nunca supiste de la película El resplandor", y una de ellas era que Stephen King odiaba a muerte la película, hasta el punto de hacer él su propia mini-serie. Una de las razones de este rechazo era el personaje de Wendy, la madre del pequeño, que a King le parecía una histérica y una representación muy misógina del personaje. Después de leer el libro, lo que me sorprende es que solo criticara la película por eso, porque la verdad es que cualquier parecido con el libro es casi coincidencia. Más allá de que hay una familia de tres miembros cuidando un hotel, las dos historias son completamente distintas. Ni gemelas, ni laberinto, ni gritos cada dos por tres.

Vaya por delante que me encanta la película, pero creo que en este caso hay que ver el libro y la versión cinematográfica como productos distintos. En el libro, el protagonista es el pequeño Danny, que tiene la capacidad de ver cosas en el futuro, leer las mentes de sus padres, saber cuando alguien miente o incluso lo que están pensando. Su padre, Jack, es un escritor alcohólico en rehabilitación con unos arranques de violencia que no siempre puede controlar, pero que se tiene por hombre bueno (aunque a mí me parece un cabrón desde el principio). Wendy es una mujer acorralada que no puede dejar a su marido porque no tiene dónde caerse muerta, y volver con su abusiva madre terminaría con sus nervios. Pero no solo están ellos, sino gente como Dick Halloran, que apenas sale en la película y es crucial para entender la historia, o el mismísimo hotel, que tiene un protagonismo muy superior al que tiene en la película. Es el hotel el que posee a Jack, el que le hace perseguir a su mujer y a su hijo; incluso Danny y Wendy se dan cuenta de que Jack no es así, de que hay una fuerza detrás que le impulsa a actuar como lo hace. A diferencia del libro, no hay carreras por los pasillos (aunque sí hachazos en puertas), no hay escondites secretos, no hay bonitas frases hechas en una maquina de escribir. Pero sí hay fiestas de fantasmas, martinis que aparecen donde antes no había alcohol, señoras podridas que llevan muertas en la bañera demasiado tiempo. Y premoniciones. Y un niño de cinco años que te lo hace pasar muy mal. Y REDRUM, mucho REDRUM.

En resumen, gran libro, gran historia. La película también, pero como versión del libro, un "inspirado en" que me recuerda al Extraños en un tren de Hitchcock y de Highsmith (nada que ver tampoco, y aquí, a mi gusto, gana la película). Perfecta lectura de verano, porque cuando una está de vacaciones
¿qué otra cosa puede leer?

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