viernes, 16 de septiembre de 2016

El guardián invisible, Dolores Redondo


Me ha costado años leer este libro. No quiero decir que me haya costado terminarlo en el sentido literal, sino que lo tengo fichado desde que salió pero me he resistido bastante a leerlo. Hace ya un tiempo lo encontré en el puesto que la librería Negra y Criminal colocaba todos los veranos en la Semana Negra de Gijón, y pregunté a los libreros si lo recomendaban. Había tres, y los tres me hicieron un mohín de desaprobación. "Mi mujer es navarra", me dijo uno, "y no le ha gustado nada cómo habla del Baztan, no se ha visto para nada identificada. Además, fíjate en los componentes: policía foral formada en Quantico por el FBI y criaturas fantásticas de la mitología vasco-navarra". Decidí no comprarlo y me olvidé de él, pero antes del verano encontré la edición de bolsillo y terminó cayendo. Me ha durado poco más de una semana, lo que en sí no es mala señal. Aunque a veces ser lectura fácil no es suficiente.

La verdad es que no puedo decir que me haya dejado un buen sabor de boca. La historia y los asesinatos de la trama están muy bien traídos y, a diferencia de la mujer navarra del librero, a mí sí que me parece que trata bien el Baztan y Elizondo, lo poco que conozco de la zona. Lo de los seres mitológicos está cogido un poco por los pelos y no creo que esté muy bien hecho, pero esto ya es opinión personal. Hay que tener muy buena mano para meter trazas de realismo mágico en una historia, y creo que Redondo no la tiene. Que de repente la investigadora se encuentre con Mari en lo alto de la montaña o que todo el mundo vea al basajaun e incluso lo graben en vídeo me parece rizar demasiado el rizo. No se me hace creíble, no me ha gustado. Pero es un detalle que podría pasar por alto si otras cosas hubieran estado mejor escritas.

Y con otras cosas me refiero a los personajes y a los diálogos. Empezamos con la protagonista, la inspectora Amaia Salazar, que no sé yo si se parecerá físicamente a Dolores Redondo pero parece el típico personaje hecho para que la escritora pueda retratarse en su obra. Todo lo hace bien, nunca se equivoca e incluso consigue controlar su mala leche cuando su hermana la trata como a un trapo viejo (he querido matar a Flora; la he querido ver muerta en el suelo). Eso sí, en ningún momento se nos deja olvidar que es mujer, su género condiciona cada uno de sus movimientos. Desde el principio vemos que su  mayor obsesión es ser madre y todo lo que hace termina volviendo al hecho de que no consigue quedarse embarazada. Su matrimonio es maravilloso, su marido es un sol, pero ella se siente vacía porque no puede tener hijos. Este tema es recurrente en todo el libro; todos los personajes femeninos están condicionados por su capacidad o falta de ella para ser madres, y uno de ellos llega a decir lo que la autora no parece atreverse a poner el boca de la voz narradora: una mujer en edad fértil sin hijos está incompleta. Toma ya. Yo, fértil y sin hijos, no he podido evitar soltar una carcajada al leer semejante gilipollez.

En lo que respecta a los diálogos y la voz de los personajes, me ha repateado mucho la manera que tienen todos de soltar peroratas llenas de metáforas e imágenes que ni las de García Lorca. En una escena, una madre que acaba de perder a su hija coge a Salazar de la mano y le suelta un discurso de dos páginas (¡dos!) sobre cómo ella fue madre con el corazón, porque adoptó a su hija cuando vio que no podía tener hijos, y el vacío que le queda ahora que la han matado. Que no digo yo que una madre no sienta todo eso, pero no se lo sueltas a una extraña en mitad de la escalera cuando estás hasta el cuello de calmantes para poder sobrevivir. No se me hace creíble.

El otro detalle que no me encaja es el hecho de que Amaia no le haya contado a su marido el suceso más importante de toda su vida: cuando tenía nueve años, su madre intentó matarla. Llevan cinco años casados y nunca ha salido el tema, hasta que lo saca la tía de Amaia. Según Amaia, lo tenía olvidado, como bloqueado en su mente. No me lo creo, lo siento, por muy cerrada que ella sea, por muy poco que vea a su familia. Se supone que es una pareja que se lo cuenta todo, ¿no? Algo no encaja.

En resumen: lectura rápida, pero no para leer con cuidado fijándose en detalles, porque no están bien pulidos. No sé si terminaré con la trilogía, más que nada porque le he cogido manía a la protagonista y al estilo de escritura. Pero hay que reconocer que para las tardes vacías de verano no está tan mal, aunque no termino de entender qué es lo que ha convertido este libro en super ventas.

jueves, 8 de septiembre de 2016

Harry Potter and the Cursed Child, JK Rowling, John Tiffany, Jack Thorne


Pocas veces me he enfadado tanto con un libro. Que yo recuerde, solo una vez antes he deseado lanzar un libro contra la pared, pisotearlo y destrozarlo, gritarle varios improperios al autor y exigir la devolución de mi tiempo y mi dinero. En este caso, por suerte, la inversión en horas ha sido mínima, aunque el libro me ha costado un precio exorbitante para la calidad que me ha ofrecido después. Pero sobre todo me da rabia que me hayan arrancado la ilusión de semejante manera. ¡Que es Harry Potter, joder! ¡Con las cosas serias no se juega!

Quizás sea que he leído una historia que está pensada para otro medio. Me imagino que leer un guión cinematográfico no tiene nada que ver con ver la película, pero, aparte de que los medios sean diferentes, la historia me ha parecido nefasta, los personajes inconsistentes con los que ya conocemos, y la resolución del conflicto... Dios mío, no sabía si reír o llorar de pena. Por favor, qué malo.

OS ADVIERTO DE QUE A PARTIR DE AHORA VAN A CAER SPOILERS A CASCOPORRO. SI NO OS HABÉIS LEÍDO EL LIBRO Y QUERÉIS HACERLO (COSA QUE NO OS RECOMIENDO), DEJAD DE LEER AHORA.

La historia se centra en Albus Severus Potter (pobre crío, vaya nombre) y su mejor amigo, Scorpius Malfoy. Igual que Harry y Ron, se conocen en el tren camino a Hogwarts, y quiere la casualidad (y el sorting hat) que los dos terminen en Slytherin. Esto hace que la gente mire raro a Albus. ¿Un Potter en Sytherin? No puede ser, algo malo hay en él. También rumorean que Scorpius es, en realidad, hijo de Voldemort en lugar de Draco, que sus padres viajaron al pasado (???????) para que su madre pudiera engendrar un hijo. Así, los dos son unos marginados en el colegio, y eso hace que Albus odie Hogwarts. Encima tiene una adolescencia horrible y se lleva fatal con su padre, aunque los personajes están tan mal definidos que una no termina de entender por qué demonios se llevan tan mal, aparte de ser necesario para una historia que no se sostiene ni con alfileres.

No quiero enrollarme con el argumento, pero es tan malo que no puedo dejar de hablar de él. La trama se desarrolla alrededor de viajes al pasado. Albus quiere salvar a Cedric Digory porque no le parece bien que tanta gente muriera por su padre, y Cedric es la víctima más inocente de todas (simplemente era el sobrante, the spare). Pero como Albus no es Hermione y el niño parece tonto, cada vez que viajan al pasado (¡¡cuatro veces!!) la lían más, hasta el punto de volver a un presente en el que Harry ha muerto, Albus Severus no ha nacido, Voldemort es el rey y, ¡ay!, Snape está vivo (aunque pronto se encarga Scorpius de liarla y que se lo carguen). Descubren que Voldemort tuvo una hija con Bellatrix (¡¿CUÁNDO SE HA VISTO A BELLATRIX EMBARAZADA?!) que nació poco antes de la batalla de Hogwarts y quiere cambiar el pasado para que su padre sobreviva. Se agarra a una profecía (que no se explica de dónde ha salido) y, al no cumplirse, se da cuenta de que la profecía anterior que supuso la casi derrota de Voldemort cuando Harry era un bebé también se puede cambiar. Y, a pesar de que ya en el quinto libro queda claro que todos los medios de viajar al pasado han sido destruidos, empiezan a salir time-turners hasta de debajo de las piedras y todos se juntan en alegre biribilketa en Godric's Hollow la noche de Halloween de 1981. Derrotan a la hija, Harry deja morir a sus padres para que la profecía pueda cumplirse y nos tratan a todos de idiotas porque van descubriendo cosas por el camino que cualquiera que haya visto Regreso al futuro sabe desde los ochenta. Insultante, vamos.

Me ha enfadado mucho este libro. Los personajes son malos a matar; Snape, ¡mi Snape!, es tan poco consistente con los libros anteriores que le grité a la página. "Si consigues que Albus Severus vuelva a existir, dile que estoy orgulloso de que lleve mi nombre". ¡¿POR QUÉ?! ¡¡SI NO LO CONOCES!! ¡¡SI ES UN JODIDO LIANTE QUE CASI SE CARGA EL MUNDO!! Harry está irreconocible en su estulticia, Ron parece un payaso tonto, Hermione ha perdido toda su gracia, y Scorpius... Dios mío, han intentado juntar a Hermione y Ron en un solo personaje y el resultado es tan penoso que dan ganas de llorar. No se salva nadie, NADIE, de la quema. No hay nada en toda la historia que haya valido la pena las tres horas que he pasado con ella. Me siento estafada.

La saga de Harry Potter se acabó con el séptimo libro, alargarla solo va a hacerle daño. Me parece muy bien que saquen todos los spin-offs que quieran de personajes remotamente relacionados con la historia, o un recopilatorio de información sobre Hogwarts. Pero la historia ya ha acabado. Harry Potter es un cuarentón con tres hijos que que vive una vida suburbana feliz y se dedica a sus labores, ya está. La cicatriz no duele, Voldemort ha muerto y no hay manera de que vuelva. No. Hay. Manera. Por favor. Forzar algo así es ridículo, y el hecho de que el nombre de JK Rowling esté detrás de esta historia me apena mucho.

Resumiendo: en una escala del uno al diez, le doy un -20. Siendo generosa.