domingo, 21 de marzo de 2010

Los hombres que miraban fijamente a las cabras



Es difícil resistirse a una película con semejante título, más aún si está protagonizada por Ewan MacGregor, George Cluney y Jeff Bridges. Eso pensé yo ayer, cuando pasé delante del cine y me dije, "mira tú, qué buen plan para esta noche". En mala hora. Señor, en mala hora.

¿De qué va la película? No tengo ni idea. Por lo que me pareció entender, una facción del ejército de los Estados Unidos lucha con sus poderes mentales, no con sus cuerpos, o eso al menos le dicen a un pobre Ewan, un reportero que no se sabe cómo ha llegado allí, más perdido que un pulpo en un garaje. Todo es una parodia, nada se toma en serio. Sólo con el poder de la mente, cabras y hámsters caen rendidos, muertos en el acto, o al menos eso dicen. Pero Ewan no ve pruebas de ello. Hasta el final. Porque al final resulta que él también tiene lo necesario para ser (al loro) un guerrero Jedi.

El mejor golpe de la película es, precisamente, cuando George Cluney intenta explicarle al mismísimo Oby Uan Kenoby (socorro, no me matéis, no sé cómo se escribe) lo que es un guerrero Jedi y el pobre Ewan le dice que no sabe de qué le está hablando. El resto, completamente olvidable. Casi siete euros desperdiciados en una película en la que, eso sí, los actores debieron pasárselo como niños. Jeff Bridges otra vez en su papel de Dude Lebowsky, hilarante. Aparte de eso, mejor quedarse en casa.